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Hay niños que no saben soportar un no, ni saben dónde están sus límites. En los últimos tiempos se habla mucho del «niño emperador», un término que describe a los niños maleducados, caprichosos y tiránicos, y que en la mayoría de las veces surge como consecuencia a una educación demasiado permisiva.

Pueden ser capaces de destrozar su habitación porque no encuentran alguna de sus pertenencias o llegar a agredir a sus padres porque lo despiertan para ir al instituto.

 

¿De qué se trata?

Este término se refiere a los niños que se distinguen por ciertas características como la insensibilidad emocional, poca responsabilidad ante el castigo, dificultades para desarrollar sentimientos de culpa y ausencia de apego hacia los progenitores y otros adultos.

Es una enfermedad. Lo que ocurre es que, al principio, esta denominación puede corresponder a los rasgos o características de un niño un poco caprichoso, algo distinto de lo que será un problema de salud mental, donde hay agresividad.

Lamentablemente, el número de casos no deja de aumentar, cada vez a edades más tempranas, los niños y adolescentes que abusan de sus padres sin la menor conciencia. La madre suele ser la primera y principal víctima del pequeño tirano, que luego extenderá el maltrato a otros miembros de la familia, a no ser que se ponga remedio.

Características del síndrome del emperador

Los niños tiranos cada vez son más frecuentes en nuestras sociedades. La relajación de las costumbres y la pérdida de autoridad de los padres, profesores y otras figuras promueve que, cada vez, sea más difícil establecer límites a los más jóvenes.

  • El niño o niña no pide, exige, teniendo una percepción exagerada de lo que le corresponde, hasta el punto de no sentirse satisfecho/a con nada. Cuando consigue lo quiere, vuelve a querer más cosas.
  • Son violentos y responden con rabietas o insultos cuando sienten una baja tolerancia a la frustración, aburrimiento o negación ante aquello que han solicitado.
  • Es un niño acostumbrado a que sus progenitores le resuelvan los problemas, no pudiendo así, desarrollar sus propias estrategias para resolverlos.
  • Su egocentrismo le hace creer firmemente que el mundo gira alrededor de él.
  • Siempre encuentra justificación para sus conductas. Además, culpabiliza a otros de las mismas.
  • No empatiza. Por tanto, no siente remordimientos cuando grita, amenaza o agrede físicamente.
  • Discute las normas y los castigos con sus padres, a quienes llama malos o injustos. Este aspecto le beneficia, ya que consigue que los padres se sientan mal y cedan de nuevo.
  • No responde bien ante figuras de autoridad o normas sociales.
  • Tiene baja autoestima, pero está enmascarada con sus conductas tiránicas.

 

¿Qué factores influyen en el Síndrome del Emperador?

La falta de límites claros hace creer a los niños, de forma errónea, que tienen derecho a hacer lo que quieran, en el momento que deseen

la influencia de la sociedad consumista e individualista en la que estamos inmersos actualmente. Gratificaciones al instante, centradas sobre todo en el consumismo que rodea nuestra sociedad. Por lo que estos niños lo que quieren es satisfacer sus deseos sea como sea y rápidamente.

Poca dedicación de los padres. Ante la desesperación se le conceden al niño privilegios totalmente inaceptables en un menor.

Ser hijo único. No tener hermanos no lleva necesariamente a convertirse en un minidictador si los padres son conscientes de su función educativa, pero puede contribuir a que el niño se sienta un monarca solitario.

El origen psicosocial en el que se desarrolla el niño en las primeras etapas de su vida. Para los niños sus padres y su entorno son siempre un modelo en el que fijarse, si nos encontramos con una familia desestructurada todo esto afectará negativamente en la calidad de vida del menor.

En el siguiente video podemos observar algunos de los síntomas del síndrome del emperador Seamos conscientes de la realidad que viven muchas familias y que nadie se sienta solo ante este tipo de situaciones vía el canal de YouTube “Hermano Mayor”.

Como evitar el Síndrome del Emperador

Frenar el desarrollo del síndrome del emperador es posible si se establecen normas y se fijan los límites apropiados a cada edad como:

  1. Establecer reglas claras y explicar las razones de esas reglas.
  2. Ser coherentes. El padre y la madre deben tener la misma opinión respecto a un problema.
  3. Mostrarse persistentes respecto a lo que el padre y la madre hayan decidido.
  4. No imponer un castigo que luego no se cumpla.
  5. Supervisar todas las actividades de los hijos.
  6. Procurar gratificar en vez de castigar.
  7. En el caso de los niños más complicados y caprichosos, con quienes es difícil tener empatía, se debe intentar establecer una buena relación.
  8. Otorgar a los hijos responsabilidades acordes a su edad, como recoger la mesa o llevar el pan.
  9. No apartarles ni sobreprotegerles.