Más que un lujo, una necesidad física y mental para reducir el estrés
Además del cansancio físico, el estrés acumulado nos desgasta a todos los niveles: nos hace frágiles ante agentes externos que deterioran la salud y, a nivel mental, nos hace más rígidos y nos cuesta más concentrarnos. El estrés alto nos limita para funcionar.
El estrés generado tras el paso del Coronavirus
Las dificultades que podemos estar percibiendo ahora, la rigidez para adoptar una posición más flexible, en parte tiene que ver con el desgaste que provoca el estado de indefinición en que nos encontramos. Seguramente después de un buen descanso nos encontraríamos con mejor capacidad para buscar soluciones alternativas a las actuales y menos rígidas.
En estos tiempos de crisis, las bajas por estrés y ansiedad van en alza.
El estrés nos hace a todos envejecer antes de tiempo. Unos de cada tres trabajadores españoles tienen síntomas importantes asociados al estrés. Por eso, las vacaciones estivales suponen un paréntesis que debería ayudarnos a equilibrarnos física y mentalmente.
Descansar como requisito mínimo en las próximas vacaciones
¿Cuánto tiempo necesitamos para recomponernos? Realmente, depende de la capacidad que tengamos para desconectar cada persona. Puedes estar un mes en la playa o la montaña, pero si no desconectas no ha servido para nada, porque estamos anticipando problemas y dando vueltas a las cosas y no se produce el reseteo necesario.
Saber desconectar
Por el contrario, si nos olvidamos de la situación de COVID19 y de las obligaciones en dos o tres días y nos centramos en la parte más lúdica del verano, las vacaciones nos cundirán mucho más. Como tope mínimo en cuanto a días de descanso los beneficios de las vacaciones son máximos cuando abarcan al menos diez días seguidos.
En cualquier caso, lo más importante para que las vacaciones sean reparadoras es la forma en que uno las prepara y cómo las vive. Y la primera regla, es no llevarse en la maleta las preocupaciones. El reto es saber gestionarlas para que no interfieran con el descanso. A veces nos obcecamos en querer saber cosas futuras, sobre todo saber que va a pasar con todo en cada momento y más si cabe en los actuales, que están llenos de incertidumbres y miedos, generando preocupación y ansiedad que hace difícil estar tranquilo.
¿Qué consecuencias puede abarcar el estrés acumulado?
El estrés acumulado durante el año puede provocar cambios anímicos, ansiedad, cansancio y dificultades atencionales y pueden suponer una merma cognitiva y fallos de memoria y por tanto una baja del rendimiento laboral. Con una sobrecarga laboral intensa se puede sufrir desmotivación, dificultades para hacer la tarea y reducción del rendimiento. Todo eso en periodos breves puede ser reversible. Pero el estrés continuado en el tiempo es como el insomnio, a la larga se puede asociar a factores de riesgo cardiovascular y cerebrovascular, hipertensión, obesidad, diabetes, etc.
Factores que ya influían en el estrés infantil
Aparece ya en edades pediátricas como consecuencia de la sobrecarga del curso académico, por lo que para los pequeños el tiempo de vacaciones también debe ser reparador. «A partir de los siete u ocho años estamos viendo niños con cefaleas tensionales, que es una forma de somatizar las preocupaciones.
También influyen hábitos como la privación crónica de sueño, con programas de máxima audiencia, incluidos los infantiles, que acaban después de las 12 de la noche. Además, cada día se va incorporando los dispositivos electrónicos a edades más tempranas. Y a esto se une la sobrecarga educativa. Ya no nos conformamos con las clases de nueve a cinco, además queremos que tengan actividades extraescolares, como música, idiomas.
¿Cuáles serían las vacaciones perfectas en una crisis como la actual?
Un tiempo de descanso en el que deben primar las actividades lúdicas y emplear el tiempo en aquellas aficiones a las que no podemos dedicar tiempo durante el resto del año siempre y cuando las medidas de seguridad nos lo permitan.
El contacto con la naturaleza nos ayuda a disminuir el estrés y a recuperarnos mejor de la sobrecarga acumulada el resto del año. Las vacaciones son un momento ideal para hacerlo. Previniendo que este año las playas y piscinas públicas van a estar acotadas en aforos o tiempo.
¿Por qué no buscamos espacios con otras naturalezas como el campo o la montaña?
¿Por qué se han disparado las ventas de piscinas desmontables para terrazas de casa?
La gente sigue con esa prudencia ante el contagio y prefieren optar por opciones como las piscinas. Sin embargo, un contacto con la naturaleza que no sea playa, también tiene numerosos agentes beneficiarios para estos momentos en los que vivimos.