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La vida en las calles no resulta tan fácil como esperábamos. Hay una tensión psicológica evidente que hace saltar las alarmas de muchas personas, por eso considero necesario prepararnos y tener en cuenta algunos aspectos psicológicos y emocionales que nos pueden afectar. Para hacer la vuelta más agradable te propongo algunas recomendaciones:

Regular las emociones: Emociones nuevas ante situaciones cotidianas, salir a la calle, coger el taxi, ir a un comercio, andar por las calles…. Parece algo extraño que nos genera incertidumbre e inseguridad. Tiempo al tiempo, hay que sentir estas emociones nuevas para que se vayan transformando. Cuando vemos personas con mascarillas en nuestro entorno nos produce seguridad y riesgo al mismo tiempo. Son sentimientos contradictorios que tenemos que ir regularizando.

Racionalizar: Calmar las emociones intensas con pensamientos lógicos y creíbles para ti. Por ejemplo: “Puedo salir a comprar, lo he hecho muchas veces”, “con las medidas necesarias no estoy en peligro”, “es bueno para mí retomar mi actividad normal”. Busca el mantra que mejor encaje contigo y utilízalo siempre que lo necesites.

Relativizar: Dale a las cosas la importancia que tienen. Enfoque realista en el entorno y el contexto que tenemos actualmente.

Reducir los riesgos: Con la información que tienes de la situación y de ti mism@. Procúrate un espacio seguro, aunque es bueno salir de nuestro área de confort, afrontar los retos que se nos presentan. Hay que hacerlo de forma moderada para no entrar en la zona de pánico.

Respetar las normas: Las normas nos sirven para ganar en seguridad, saber lo que va a ocurrir, en definitiva, tener una sensación de control. Ahora necesitamos esa sensación, por eso es importante seguir las indicaciones. Que cada persona se responsabilice de sí mismo en su cumplimiento. También tener en cuenta las emociones y sentimientos de los demás. Es muy posible que encontremos en los demás respuestas de preocupación, aunque no nos hagamos cargo de ellas, sí podemos entenderlas.

 

Claves tras el confinamiento

 

Para afrontar la desescalada, lo primero debemos mantener la calma; seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias. ir con la protección adecuada en nuestras salidas. Hay que evitar caer en miedo evitando salir de casa. Todos necesitamos salir y podemos salir. No va a pasar nada. Estamos en una situación nunca antes vivida. Todo ha pasado, aprovecha tu tiempo. El mundo está ahí esperándote.

La clave del éxito está en ser capaces de adaptarnos al medio. La vida no consiste en estar en casa esperando que deje de llover debemos aprender a vivir bajo la lluvia. Mirar todo esto que ha sucedido que, sin duda, pasará a nuestras memorias como algo positivo. No han sido problemas, sino retos.

Es una oportunidad de crecer, de saber cómo somos realmente y de poder trabajar de nuevo por conseguir nuestros sueños. Para organizarnos podemos limitar el horario laboral, buscar cosas que podemos hacer en estos momentos. No pensar en “no me puedo ir de vacaciones”, “qué verano más aburrido”. Si hacemos cosas, nos da mayor sensación de control. Hay que hacer cosas que me gusta hacer y que nos hacen sentir bien; mantener contacto social.

Esta situación ha sido muy dura, nuestra mente ha estado sometida a mucha presión y debemos quedarnos con que han salido cosas buenas. Solidaridad de empresas, ayudas entre vecinos, aplausos al personal sanitario a las 8 de la tarde todos los días desde el balcón como forma de agradecer su gran trabajo.

Para nuestros mayores

De cara a su salida progresiva del confinamiento, se recomienda que no desarrollen amenazas imaginarias porque les hacen aún más vulnerables. El miedo en exceso les puede generar estrés y ansiedad, rebajando las defensas de su sistema inmunológico. Sin embargo, pensar que todo está solucionado conduce a saltarse las medidas de seguridad.

Para Autónomos y desempleados

Hay que aceptar la pérdida del empleo desde una tristeza reflexiva y no depresiva. Pensas que las medidas que se han tomado como, por ejemplo, el ERTE, son un mal menor ante la crisis sanitaria.

Parejas y menores

La convivencia de la cuarentena intensifica los procesos de separación de parejas con problemas previos. Aunque se recomienda no tomar decisiones sino intentar convivir, muchos matrimonios ya deteriorados consolidan sus planes de divorcio para cuando concluya el encierro. Al no poder salir de casa, sólo sigues mirando tu reflejo frente al espejo, y eso puede llegar a ser muy doloroso.

Desgraciadamente seguimos compartiendo el dolor de aquellas personas y familias víctimas de la epidemia del COVID-19. Para ello, os dejamos esta guía para conocer el camino que recorre el duelo para poder orientar mejor al paciente que acude en ayuda del profesional.

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